Siento en mi vientre
un canto que duerme al otoño.
Un mundo de ganas
y una eternidad de promesas.
El peregrinaje del desapego
aquel que honra el presente:
con un respiro profundo
que integre
cada aprendizaje
en mi piel
y que el color del tiempo
en mí
dibuje órbitas y sonrisas
placeres entre aguas compartidas
alineación de vientres
corazón y espina.
Un mundo de ganas
y una eternidad de posibilidad;
un peregrinaje al corazón.
De donde vengo,
el viento sopla fuerte
y la vida
enseña a relacionarme
con el tiempo.
A poder sentir con plenitud
que lo único que poseemos
es el aquí y el ahora,
no importa el resto.
Y que el fuego
que compartí
amando tanto,
pudo quemar
pero puso luz a tantas cosas…
Necesitadas de
volverse a digerir
para concluirse
con otros labios
y
otra mirada.
Y ese aprendizaje profundo,
es el camino del alma
en el día a día.
LA VIDA
es profundamente simple.
Y todo,
forma parte
del camino
hacia el templo
en el que ya
te encuentras.
AQUÍ Y AHORA.
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